Leo se encontraba jugando a sus Legos en el salón de su casa mientras en el mismo su abuelo jugaba a su ya desgastada maquinilla de Tetris. Leo, aburrido de los Legos miró a su abuelo, se le acercó y le preguntó:
— ¡Abuelito, abuelito! ¿Por que juegas al Tetris? Es un juego que nunca se acaba, así que es imposible ganar ¿No te aburre?El abuelo dejó a un lado su maquinilla y aupó a su nieto, sentándolo en sus rodillas mientras le contestaba.
— ¿Aburrido porque no se acaba nunca? Posiblemente muchos se aburrirían, pero yo no. Si te das cuenta, este juego es como la vida, miles de piezas se acumulan como si de tus problemas se trataran, mientras, tú intentas colocarlas lo mejor que puedes para evitar malas situaciones, y es cuando consigues esas espectaculares caídas de piezas, cuando realmente sabes que tu esfuerzo no ha sido en vano. ¿Que perderé haga lo que haga? Eso es inevitable, pero el hecho de saber que he hecho todo lo que he podido es una sensación inolvidable.Escena 2
Meses mas tarde el abuelo murió, así que su nieto asistió tristemente a su entierro, ese día llovía, pero cuando todos se fueron, él se quedó un poco mas, sujetando la maquinilla de su abuelo, llorando.
Escena 3
Leo volvió a su casa, aún sujetando la maquinilla de su abuelo. La alzó ante sí y en ese momento recordó las palabras de su abuelo sobre lo el Tetris, comparando el Tetris y la vida, y en ese momento el niño alzó la mirada, se deshizo de las lagrimas de su cara y decidió que como en el Tetris, él daría lo mejor de sí en todo lo que hiciera con tal de llegar lo mas lejos posible en su partida.
Escena 4
A lo largo de los años, Leo fue creciendo, sacando sobresalientes, consiguiendo una novia, acabando la universidad, ascendiendo en su trabajo, casándose, formando una familia, pero siempre recordando las palabras de su abuelo.
Escena 5
Él estaba jugando al Tetris, cuando su hijo dejó a un lado la tablet con la que estaba jugando y le preguntó.
— ¿Papá, por que juegas a un juego que nunca se acaba?
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